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OJER BUIL, Ángel

REFERENCIAS PERSONALES

Ángel Ojer Buil había nacido en Sallent de Gállego (Huesca) el 2 de agosto de 1920, aunque en algunas de las fuentes consultadas figura la ciudad de Barcelona como lugar de su nacimiento, ¿quizás por ser la ciudad de residencia de su familia en aquellos momentos? Entendemos que Sallent fue uno de los destinos de su padre, Eugenio Ojer Apesteguía, quien pertenecía al cuerpo de carabineros de la República y, como consecuencia de esta profesión, junto a su esposa Pilar Buil, la familia había residido en diferentes localidades españolas.

El caso de Ángel es un ejemplo más de cómo una vida joven se vio truncada por efecto y consecuencia de la guerra. Según su familia no tenía vinculación política alguna y las circunstancias en que se vio envuelto en aquella temprana edad le llevó a un destino que nadie de su entorno podía haber imaginado. Contaba 18 años cuando se alzaron los militares golpistas el 18 de julio de 1936. “Estaba estudiando –según explicaba su hermano Eugenio-  el código morse para entrar en Telégrafos” y, en aquel momento se encontraba en la localidad leridana de Alins, donde fue movilizado y, posteriormente, enviado al frente.

Tras la batalla del Ebro siguió el camino de la Retirada hacia el exilio francés. Sufriendo las penalidades y las durísimas condiciones de vida que se encontraron en aquellos campos de concentración improvisados en las playas del sur de Francia. Ángel –siempre según su hermanos- se alistó en la Legión Extrajera, “donde al menos les daban comida y un fusil”.

Con la invasión alemana, en mayo de 1940, Ángel, como otros miles de republicanos españoles, fue hecho prisionero y trasladado en una fecha que desconocemos, a la prisión de Postdam (en las cercanías de Berlín) desde donde, el 26 de abril de 1941, se ordenó su traslado, junto a otros siete españoles y un Brigadista Internacional ruso, al campo de Mauthausen “en el primer transporte colectivo”. La deportación de este grupo de 9 prisioneros se llevó a cabo unos días después desde el stalag III-A, situado en la localidad de Luckenwalde, a unos 35 km. al sur de Postdam, siendo registrada su entrada en el campo austríaco el 15 de mayo. A Ángel Ojer le fue asignada la matrícula 5343. Y un mes y medio más tarde, el 30 de junio, fue transferido al campo de Gusen adjudicándosele una nueva matrícula, la 12860. Aquí permaneció 15 largos meses hasta su fallecimiento el 5 de octubre de 1942, en el block 30 de dicho campo. Tenía en el momento de su muerte 22 años.

La familia, había mantenido correspondencia con Ángel hasta que dejaron de llegar cartas desde los diferentes lugares en los que estuvo destinado y su familia, muy preocupada, envió consultas a diferentes organismos, entre ellos la Cruz Roja Internacional, recabando información sobre el paradero de Ángel. Desde la Oficina principal de Seguridad del Reich, el 19 de agosto de 1943, se comunicó a este organismo, su fallecimiento en Mauthausen aquel 5 de octubre.  El 8 de noviembre de 1943, Eugenio –el citado hermano de Ángel- solicitaba información al consulado español en Berlín sobre las causas del fallecimiento que le había sido comunicado por la Cruz Roja. Firmada por el Cónsul de España, Federico Oliván, le era remitida la respuesta que había recibido de la comandancia del campo de Mauthausen, confirmando su fallecimiento en la fecha señalada más arriba, señalando además que  habían “recibido sepultura los restos del finado en el cementerio de urnas de la ciudad de Styer … Al propio tiempo me comunican que su hermano no dejó objeto alguno, ni papeles para su familia”

Desde entonces toda la familia de Ángel ha mantenido y sigue mantiene su memoria en la intimidad del entorno más inmediato, en los encuentros familiares en el aniversario de su nacimiento, testimoniando sobre las circunstancias que llevaron a Ángel a su final en los campos nazis en plena juventud  y también rindiéndole homenajes íntimos y públicos como fue la colocación de una stolpersteine, ante el ayuntamiento de Sallent de Gállego el 19 de octubre de 2019, tras una moción aprobada por unanimidad per su ayuntamiento, para mantener viva su memoria y evitar que Ángel Ojer Buil sea una víctima más delolvido.

Texto: Juan M. Calvo Gascón